Malestares psicoemocionales y Psicoterapia

A través del siguiente artículo reflexionamos sobre los malestares psicoemocionales y el impacto que puede tener en ellos la psicoterapia. El malestar emocional es un concepto que se utiliza mucho en la actualidad. La amplitud de estados que aglutina a veces lo deja vacío de contenido.

Hablamos de aquellos que se presentan de manera concreta y de aquellos que aparecen de manera cíclica en nuestra vida. Hablamos de sus diferencias y de la importancia de abordar ambos tipos para nuestro bienestar a lo largo de la vida.

Exploramos de manera amplia visiones sobre la psicoterapia y su relación con la gestión de nuestros malestares psicoemocionales. Incluimos algunas pinceladas sobre diferentes tipos de terapia.

Malestares psicoemocionales

Las personas no siempre somos felices. Los malestares psicoemocionales son estados que nos acompañan a lo largo de nuestra vida desde que nacemos hasta que morimos. Son estados que nos conectan con pensamientos críticos, llenos de juicio, de desvalorización…, con emociones como el miedo, la tristeza, la rabia… y en ocasiones con conductas de compensación o con expresiones psicosomáticas. En ocasiones convivimos con ese malestar y somos capaces de mantener una apariencia de normalidad. En otros momentos ese malestar puede tornarse sufrimiento alterando nuestra rutina diaria.

El malestar suele producirse al vivir una situación en nuestra vida que tenemos dificultades para gestionar. Estas situaciones pueden pertenecer a diferentes áreas: económica-laboral, social-relaciones entre personas, íntima-relaciones afectivo-sexuales, familiar, etc.

A veces se limitan a un área concreta y se mantiene encapsulado en ella “me siento insatisfecha en el trabajo, pero siento que el resto de mi vida funciona bien, ahí me siento contenta”. Otras veces ese malestar implica a diferentes áreas “en casa estoy fatal, todo el día discutimos, pero es que claro cómo no vamos a discutir con todos los problemas que tengo en el trabajo. Cuando llego a casa no puedo estar bien”.

¿Cómo son esos malestares?

Realizaremos una división de los malestares amplia en dos tipos: los que aparecen de manera concreta y puntual y aquellos que aparecen de manera cíclica en las personas. Un mismo suceso en dos personas diferentes puede clasificarse como un malestar concreto y puntual y ese mismo suceso en otra suponer un malestar cíclico. Depende de nuestra historia vital y de nuestros mecanismos de defensa.

En algunas ocasiones son malestares concretos y puntuales que cuando tomamos perspectiva y ponemos en práctica herramientas conseguimos deshacer. Son malestares que suelen tener mayor facilidad para encontrar soluciones satisfactorias en su gestión.

En otros casos estos malestares se repiten a lo largo del tiempo como si se tratara de un patrón. Vivimos situaciones similares y su gestión nos generan emociones negativas intensas y la sensación de que nada de lo que hacemos cambia el resultado. “Siempre me fijo en el mismo tipo de hombre. Acabo igual de mal con todas mis parejas”,

¿Cómo se manifiesta ese malestar en las personas?

Cada vez que nos encontramos ante un malestar el ser humano lo refleja a través de tres centros: el intelectual, el emocional y el instintivo-motor.

  • El intelectual: todo malestar se acompaña de unos pensamientos. A veces estos pensamientos podemos identificarlos de manera clara, otras veces están pero nos cuesta darnos cuenta. Cuando tenemos esa sensación desagradable los pensamientos suelen producirse en círculo. Son mensajes que juzgan, que desvalorizan, que generan escenarios catastróficos, que critican.
  • Las emociones: aparecen las emociones nombradas como negativas (tristeza, rabia, miedo, dolor). Suelen estar presentes emociones visibles que son las que se nos permiten expresar y otras que están en sombra (las que no se nos permite expresar). Esto varía dependiendo de cada persona. Suele tener una expresión diferente por género (aunque no siempre es así).
  • El instintivo-motor: todo lo que la situación mueve a nivel mental y emocional también se refleja en el cuerpo. Ante un malestar hay quién se bloquea y hay quién necesita hacer. Implica una acción o la ausencia de esta. Además, toda situación de malestar es estresante, es decir, implica al Sistema Nervioso Autónomo. El estrés desregula de manera diferente en cada cuerpo. Hay personas que se contracturan, otras tienen problemas gastrointestinales, aumento de dolores de cabeza o migrañas, brotes de dermatitis, focos de dolor en el cuerpo, etc.

¿Por qué es importante atender a ese malestar sea del tipo que sea?

Todo lo que atravesamos que nos genera malestar e ignoramos deja una huella en la mente, en nuestro sistema emocional y en nuestro cuerpo. Queda registrado de manera inconsciente, forma parte de nuestra memoria vital.

Una memoria que cuenta con muchos recuerdos de bienestar y de malestar que atravesamos y gestionamos con compasión y humildad, será una memoria “limpia”, ligera que no supone un peso.

Una memoria que cuenta con muchos recuerdos de malestar que no gestionamos, en los que pasamos por encima de nuestras propias necesidades, será una memoria cargada de mecanismos que se activan solos y toman el control. La sensación es de llevar una mochila que tiene mucho peso.

¿Qué podemos hacer con los malestares psicoemocionales concretos y con los que conforman patrones?

La OMS define la salud de una manera amplia e integrativa como «un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». Cualquier tipo de malestar que presentemos es lo suficientemente importante para dedicarle tiempo y espacio para el autocuidado

Los de tipo pasajero suelen ser situaciones nuevas que afrontamos que nos generan la sensación de pérdida de equilibrio en nuestra vida. Son situaciones que con frecuencia se resuelven con el apoyo de una buena red social y familiar. En otras ocasiones por el tema del que trata o por la situación necesitamos de profesionales que nos acompañen. 

El malestar psicoemocional que aparece de acontecimientos que parece que se repiten como patrones tiene un origen nuclear en la persona. Nos generan gran malestar personal y en las relaciones con los demás. Gestionarlo requiere de un proceso personal más profundo que facilitará la comprensión de la situación de una manera integral. Nos aportará herramientas para que los patrones no se activen de manera automática. 

¿Hay recetas mágicas para acabar con el malestar?

Hay quién mantiene la esperanza en que de manera rápida y con poco esfuerzo nos podemos deshacer del malestar en nuestra vida. La realidad es que esto no es lo que suele ocurrir. El malestar que se presenta en nuestra vida suele tener diversos orígenes y nos suele costar encontrar la raíz y construir alternativas aquí y ahora.

El malestar emocional no termina simplemente con buena voluntad. Nadie quiere sentirse mal, es un estado desagradable y que carece de reconocimiento social. Para terminar con el malestar que sentimos es necesario que tengamos espacios donde podamos expresarlo. Ordenar lo que nos ocurre y aprender a gestionar la situación con la que nos encontramos.

A veces creemos que acudir a un servicio de Psicología resolverá todo nuestro malestar. Ponemos en el psicoterapeuta el poder y la responsabilidad de nuestro bienestar. Cada una de nosotras y nosotros tenemos las respuestas correctas a cómo gestionar los problemas en nuestra vida.

Si tenemos las respuestas en nosotros ¿por qué necesitamos acompañamiento?

La construcción de nuestras defensas internas que nos hicieron sobrevivir se convirtieron también en muros altos que impiden que lleguemos a ese conocimiento. El acompañamiento psicoterapéutico nos ayuda a encontrar brechas en esos muros y poder ver qué ocurrió al otro lado.

Es una forma segura y compasiva de explorarnos y conocernos. De esta manera podemos saber cómo se construyó nuestro sistema defensivo. Qué es lo que hace que se active y cuál es la herramienta más adecuada para gestionar el malestar que genera en nuestra vida ahora.

Los consejos generales pueden ser útiles en momentos determinados. También puede ser una experiencia frustrante e incluso retraumatizante si es grande la diferencia entre el resultado esperado y el obtenido.

¿Qué es la psicoterapia?

Es la forma de trabajar desde la Psicología con los malestares psicoemocionales y psicosomáticos en las personas. Está basado en la colaboración entre la persona que quiere realizar cambios en su vida y los profesionales de la salud mental que le acompañan en ese proceso.

Existen muchas ramas desde las que se puede trabajar. Cada una de ellas aporta herramientas que tienen el objetivo de generar mayor autoconocimiento y bienestar. En el imaginario colectivo la herramienta principal es el diálogo. Existen terapias en las que el diálogo queda en segundo plano y lo principal son los aspectos emocionales, conductuales y corporales.

¿Quiénes acuden a psicoterapia?

Existen muchos prejuicios sobre acudir a un servicio de salud mental. A una consulta de psicoterapia puede acudir cualquier persona. No es necesario estar atravesando alguna situación especialmente complicada, ni tener un diagnóstico de enfermedad mental crónica.

Todas las personas tenemos algún asunto sin resolver que ha ocurrido a lo largo de nuestra vida. Son hechos de los que podemos ser conscientes y en otras ocasiones no. Pensamos que tienen que ser hechos graves desde el punto de vista de la visión de una persona adulta. En ocasiones estos hechos son impactantes desde la visión de niños y niñas al ocurrir en edades tempranas.

Según varias de las categorizaciones de la construcción del carácter este se forma en los 6 primeros años de vida. Son las experiencias que van desde nuestra gestación hasta esa edad las que marcan nuestras reacciones más instintivas y la formación de nuestras defensas psicológicas. Vivimos situaciones que nos produjeron mucho dolor o miedo ante la posibilidad de no ser amadas o amados y elaboramos estrategias para sobrevivir.

¿Qué puede aportarme a la gestión de mis malestares?

Las experiencias que formaron nuestro carácter son heridas que en la mayoría de los casos permanecen como asuntos sin resolver. Lo que en el pasado nos funcionó para sobrevivir, ahora nos genera malestar con nosotros mismos y en nuestras relaciones (familiares, íntimas, amigos, académicas o laborales).

La psicoterapia puede ayudarnos a recorrer un camino de autoconocimiento en el que seamos conscientes de cuáles son los mecanismos que tenemos ante las situaciones que vivimos con alguna dificultad o desagrado.

El proceso de psicoterapia es un proceso de comprensión que ha de hacerse con mucha compasión. Todos nuestros mecanismos y patrones aprendidos están ahí porque nos protegieron. Cumplieron una función y con ellos sobrevivimos. No queremos destruirlos si no poder utilizarlos como adultos cuando los necesitemos y no que nos gobiernen y perjudiquen.

¿Cuánto tardaré en solucionar mi problema?

No existe un tiempo determinado para trabajar un problema. El compromiso con el trabajo propio y la autoexploración con acompañamiento psicoterapéutico depende de cada persona. Si tratamos de gestionar de otra manera algo muy concreto y puntual posiblemente tardemos poco tiempo en ser conscientes de lo que nos ocurre y en buscar otras formas de gestionar la situación que nos genere mayor bienestar.

Hay asuntos que son profundos y estructurales en nuestras vidas. Suele costar más acceder a dónde se formaron esos patrones. Podríamos decir que el proceso terapéutico es como tratar de conocer por completo una cebolla. En el corazón de la hortaliza está nuestro bienestar pleno y cada capa se ha ido construyendo con nuestras experiencias vitales, algunas ayudan a ese bienestar y otras lo nublan.

Ver todas esas capas y vivencias puede llevarnos más tiempo. La duración la marca la persona que recibe la terapia. Su compromiso y su capacidad de utilización del servicio es la que marca el ritmo y las sesiones.

¿Qué tipo de terapias existen y cuál es mejor?

Todas las terapias tienen aspectos positivos y al mismo tiempo tienen sus propios límites:

  • Algunas técnicas y abordajes pueden ser grandes aliadas o generar falta de seguridad dependiendo del carácter de cada persona y de su edad evolutiva (vejez, edad adulta, adolescencia, infancia).
  • En algunos momentos vitales podemos necesitar equilibrar diferentes centros (mental, emocional, corporal) o áreas de nuestra vida (familiar, pareja, perinatal, profesional, relaciones interpersonales, ocio, etc). Dependiendo de dónde situemos el foco pueden presentarse unas técnicas más efectivas que otras.
  • Algunos problemas y malestares pueden trabajarse desde la exploración profunda y la disminución de los mecanismos defensivos. Otros tienen que trabajarse desde la contención porque precisamente se carece de esos mecanismos defensivos que nos ayudan a poder asimilar.

¿Existe algún criterio para elegir psicoterapéuta?

Es importante que nos sintamos cómodas y cómodos con la persona que elijamos. No sólo tener en cuenta su formación o experiencia. Tenemos que sentir que es una persona en la que podemos depositar nuestra confianza o al menos nos sentimos lo suficientemente seguros y seguras para compartir información sobre nuestra vida.

A mí uno de los puntos que me parecen importantes e interesantes es que la persona que me atiende haya realizado su propio proceso de trabajo personal y entiende la supervisión como parte de la práctica en consulta. Todas las personas tenemos nuestras propias mochilas y el ser conscientes de aquello que nos ocurre nos ayuda a acompañar de una manera más sincera centrada en la persona que es acompañada.

La supervisión te da la oportunidad de poder revisar y reflexionar si tu mirada acompaña desde las necesidades de la persona. Si hay puntos que no estás pudiendo ver o si hay aspectos en los que te atascas al acompañarlos.

Reflexionemos

Desde este espacio se habla de diversas temáticas que influyen en el bienestar de las personas. Pretende aportar información para fomentar la reflexión sobre nuestras vidas. Hablaremos de diversos aspectos y temáticas que nos afectan y que vivenciamos de maneras positivas o negativas.